No sé cómo ayer navegando por la red me topé con la historia de Rosalía Lombardo (en la foto), una niña que murió con tan sólo 2 años (otra de las injusticias que la vida comete a diario) en Palermo, Italia.
Hace 89 años que murió la pequeña y su cuerpo se conserva en perfecto estado. Quizás el buen estado de su cuerpo, sobre todo de su rostro, fue el que se me quedó grabado y dando vueltas por mi cabeza...
La niña parece que duerme plácidamente, con sus cabellos de oro. Para ella se detuvo el mundo, su vida, sin ni siquiera haber empezado aún.
Yo temo a la muerte, antes era creyente, estudié en un instituto de monjas y fué justamente en esa etapa de mi vida cuando me di cuenta de que no me convencía la historia de que teníamos que ser buenos porque sino Dios nos catigaba. Que no podíamos hacer tal o cual porque Dios lo decía y sino también nos castigaba... En ese momento me di cuenta de que no quería hacer o dejar de hacer cosas por miedo a castigos. Y sobre todo no entendía como Dios permitía las injusticias como el hambre y el sufrimiento de miles de niños en el mundo.
La noción del bien o del mal nos la enseñan desde pequeños nuestras familias y además creo que muchos llevamos dentro también ese sentimiento, de ahí que exista el remordimiento. Yo hago el bien porque quiero hacerlo, no por miedo a un castigo divino o de cualquier otro tipo.
A pesar de no tener miedo a los castigos, sí que temo a la muerte, sobre todo porque quiero seguir acumulando experiencias, sentimientos... Mi mayor temor es que todo eso que llevo acumulado se evapore y quede en la Nada.
Suelo piensar que se irá en forma de energía hacia otra nueva persona... me hace más feliz pensar eso. Lo que está claro es que tarde o temprano todos lo sabremos (ricos y pobres), no hay nadie que se salve del yugo de la muerte.
Lo que espero es que todas las personas que me conocieron me recuerden como buena persona, como alguien que quiso cambiar el mundo pero se dio cuenta de que no podía y se centró en hacer que su entorno fuera feliz.
Llevaba mucho tiempo sin escribir por aquí. La vida sigue, sigo acumulando experiencias y sigo disfrutando cada segundo que pasa con alegría, tristeza, entusiasmo, melancolía... en definitiva con mil sentimientos distintos.
No quisiera quedarme dormida durante 89 años con cara de niña, quizás Rosalía no estaba preparada para adentrarse en el camino de la vida y por eso su historia se cortó tan pronto, quizás Rosalía tenía que estar dormida sintiendo el palpitar de una humanidad que vive... Hagamos que Rosalía se sienta orgullosa de esta humanidad y hagamos más el bien sin tener miedo a los castigos.
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